Hoy voy a comentar mi viaje a Marruecos, que casualmente fue mi primera vez en África, Marruecos es u
n país que a pesar de estar justo al lado de España, es mucho menos visitado que otros países europeos, cuando un viaje allí es totalmente recomendable.
Marruecos es junto a Túnez uno de los países más liberales y modernizados de África y cuenta con más de 31 millón de habitantes. Rabat es su capital.
Iglesia de San Mateo (Tarifa) |
Nuestro recorrido era el norte de Marruecos, así que decidimos coger un ferry desde Tarifa, pasando una noche allí para coger el ferry temprano. Al ser los primeros días de Semana Santa, estaban sacando varias procesiones de santos por la ciudad desde la iglesia principal, la Iglesia de San Mateo.
Dormimos en un hotel rural muy bonito a las afueras de la ciudad.
DÍA 2: LLEGADA A TÁNGER Y MEKNÈS
Sobre las nueve de la mañana estábamos en el puerto de Tarifa para coger el ferry hacia Tánger, el ferry tenía una duración de 35 minutos, aunque tardamos más de una hora (sin embargo a la vuelta sí cumplió con el horario, supongo que dependerá del estado del estrecho).
La ciudad de Tánger desde el ferry |
Nos pidieron el pasaporte algunas veces y pasamos por un control de seguridad, todo parecía muy similar, pero descubrí que lo único que estaba encendido era donde se colocan las maletas, el arco para detectar metales estaba apagado (y lo mismo a la vuelta), entonces comprendí que allí la seguridad es mucho menor.
Cambiamos unos pocos de euros a dirhams y conocimos al que iba a ser nuestro guía durante todo el viaje, Yusef, que como supimos después hablaba español, árabe, francés, japonés e italiano.
Aquel día teníamos que llegar a Meknès en nuestro autocar particular, bastantes horas en él, conocimos a nuestro chófer Mohammed y a nuestros compañeros de viaje, en total éramos 12.
Interior del mausoleo de Mulay Ismail |
Paramos en un bar de carretera para comer a mitad de camino que no estaba en muy buenas condiciones, según el guía el mejor bar que encontrarás desde Tánger a Meknès, supongo que de los que él conoce.
Comimos carne y patatas fritas, la carne se supone que era de ternera pero todo el mundo llegó a la conclusión de que sería dromedario.
Tumba de Mulay Ismail y sus esposas preferidas |
Por fin llegamos a Meknès y como estaba lloviendo un poco, vimos desde el autocar la ciudad, sus murallas y nos paramos en la tumba de Mulay Ismail, el fundador de la ciudad y considerado el hombre más fértil por haber dejado más de 888 hijos. Es uno de los pocos edificios religiosos a los que dejan entrar a turistas de todo Marruecos.
DÍA 3: DE CAMINO AL SÁHARA
Puerta de Bab Mansour |
Por lo que nos contó nuestro guía, Meknès no es una ciudad turística, ni ningún Fèz o Marrakech, pero es una ciudad totalmente de esencia marroquí.
Continuamos nuestro viaje hacia el Sáhara, y nos paramos a ver a los monos marroquíes, aunque también había caballos y perros, como estar en un zoo pero los animales no están encerrados en jaulas.
Monos de nacionalidad marroquí |
Otra de las paradas que hicimos después de Midelt, fue en un bellísimo oasis que había en mitad de aquel paisaje desértico, donde unos niños nos vendieron unos camellos hechos de hojas de árbol, muy originales por cierto.
"Alá es grande" |
Oasis, casi parece una ilusión |
En Erfoud nos recogieron unos 4x4 que nos llevaron hasta Merzouga, un pequeñísimo pueblo pegado ya a la frontera con Argelia, nos dejaron en un albergue donde había bastante gente joven y que estaba justo a la entrada del desierto, pero esta vez de un desierto de verdad, con sus dunas.
Intentamos irnos pronto a dormir a nuestras jaimas, porque nos despertaban antes del amanecer para montarnos en dromedario por mitad del Sáhara.
DÍA 4: SÁHARA
Como explique en el anterior post, antes de la salida del Sol nos llevaron hacia nuestros respectivos dromedarios, individuales (en Marruecos no hay camellos) y nos dijeron como curiosidad que el agua que almacena el dromedario no está en la joroba como la mayoría piensa, sino en las patas.
Al principio impresionaba bastante el tamaño y la altitud del dromedario, llegando incluso a ser incómodo para la mayoría, pero al menos para mí el regreso fue mucho más cómodo y agradable y me acostumbré.
Aunque tengo que decir que el elefante es mucho más cómodo.
Antes de iniciar nuestro laaaaaargo regreso de vuelta hacia el norte marroquí, paramos en una ciudad cerca de Merzouga llamada Rissani.
Allí visitamos el mausoleo de Mulay Ali, otro de los pocos monumentos en Marruecos que pueden ser visitados por turistas.
Nos llevaron a más tiendas (de las que como siempre son un coñazo y más con el calor que hacía por el sur) y tras un largo camino llegamos a Midelt de nuevo, donde comimos en el mismo restaurante de la ida y le cantamos cumpleaños feliz a nuestro gran amigo Alberto, con una tarta muy rica hecha por cocineras marroquíes.
Seguimos avanzando en la geografía del país y llegamos a un pueblo que sinceramente me asombró muchísimo.
La encantadora villa de Ifrane, a apenas 1 hora al sur de Fez.
A Ifrane se le conoce por "la pequeña Suiza de Marruecos" y es totalmente cierto, no parece en absoluto una ciudad africana sino más bien europea. Con pequeñas casitas de madera típicas del centro de Europa y con una tempetura más baja del resto del país, que apenas llega a los 20º C en verano.
Es una ciudad muy cara para vivir para los marroquíes y normalmente van allí a practicar esquí.
Finalmente llegamos a Fez de noche y pudimos descansar de tan largo día.
DÍA 5: FEZ
Después pudimos observar el antiguo barrio judío muy cerca del palacio, donde se puede notar un poco el estilo andaluz de las casas, y es que Marruecos y Andalucía tienen un contacto muy profundo, tanto en arte, música, etc.
Se pueden ver los maravillosos riads, que son casas bastantes grandes en cuyo centro suelen tener una fuente o una piscina, son preciosos y muchos de sus dueños las alquilan por precios bastante buenos. Muchos de los extranjeros que se vienen a vivir a Marruecos viven en riads por su precio y su belleza.
En mitad de la medina se podían ver burros, niños jugando a la pelota, gente cargada con carros y pesos. Incluso tuvimos la oportunidad de ver a un hombre muy simpático trabajando en su horno y una clase de infantil, con una maestra muy amable que nos dejó entrar en mitad de la clase para hacerles fotos y dejarle algunos dirhams.
La medina fue algo mágico, con sus olores y sus gentes de un lado para otro.
Llegamos a la medersa Attarine, construida en el s. XIV, las medersas eran las principales escuelas coránicas que servían de estudio a los jóvenes.
Luego nos llevaron a más tiendas para variar, aunque un tanto más entretenidas que las demás, donde nos probaron algunas de las ropas típicas marroquís, las especias y...y la maldita curtiduría.
La curtiduría es el lugar donde convierten la piel de animal en cuero y sinceramente esto para mí fue lo peor del viaje. Algunos lo verán una gilipollez, pero no veo lógico matar animales para que tú puedas estar guapa, cada uno piense lo que quiera. Aparte hoy en día puedes hacer cualquier tipo de prenda con cualquier elemento artificial así que la muerte de animales para este fin para mí no tiene sentido.
Dejando esto a parte, nos fuimos a comer a un restaurante en mitad de la medina y a las mujeres les hicieron el famoso henna en la mano que luego fueron presumiendo.
Y por último para finalizar el día, fuimos todos a una cena opcional en la que ponían música árabe tocada con instrumentos de allí, bailes típicos, un mago e incluso una boda ficticia a la que salió nuestra querida Louise.
La cena para mi gusto mereció la pena, quizás un poco cara pero nos divertimos bastante.
DÍA 6: CHEFCHAUEN Y REGRESO
Nos despedimos de Fez y pusimos rumbo a Tánger, pero antes pasamos por Chefchauen.
Cogimos el ferry en Tánger e hicimos el trayecto todos juntos, y como se nos había hecho el viaje demasiado corto, decidimos quedar todos juntos en Granada dentro de unos meses, cosa que me puso muy contento. Un gran viaje en familia.
CONCLUSIÓN
-Lo mejor: el grupo, la confianza que había entre todos y la variedad de culturas que teníamos
-Lo peor: el exceso de tiendas, el largo viaje
NOTA: Un 6.5
-¿Volverías? Sí, pero esta vez para visitar otros lugares de Marruecos, como Marrakech o Casablanca.
Me alegro de por fin haber conocido África y en algunas ocasiones me ha recordado a la India.
Increíble amanecer en el Sáhara |
Como explique en el anterior post, antes de la salida del Sol nos llevaron hacia nuestros respectivos dromedarios, individuales (en Marruecos no hay camellos) y nos dijeron como curiosidad que el agua que almacena el dromedario no está en la joroba como la mayoría piensa, sino en las patas.
Al principio impresionaba bastante el tamaño y la altitud del dromedario, llegando incluso a ser incómodo para la mayoría, pero al menos para mí el regreso fue mucho más cómodo y agradable y me acostumbré.
Aunque tengo que decir que el elefante es mucho más cómodo.
Algunos de nuestro grupo en sus dromedarios |
Nuestras jaimas |
Allí visitamos el mausoleo de Mulay Ali, otro de los pocos monumentos en Marruecos que pueden ser visitados por turistas.
Mausoleo Mulay Ali |
Nos llevaron a más tiendas (de las que como siempre son un coñazo y más con el calor que hacía por el sur) y tras un largo camino llegamos a Midelt de nuevo, donde comimos en el mismo restaurante de la ida y le cantamos cumpleaños feliz a nuestro gran amigo Alberto, con una tarta muy rica hecha por cocineras marroquíes.
Seguimos avanzando en la geografía del país y llegamos a un pueblo que sinceramente me asombró muchísimo.
La encantadora villa de Ifrane, a apenas 1 hora al sur de Fez.
Estatua de león en el centro de la ciudad, en honor al último león que hubo en Marruecos |
A Ifrane se le conoce por "la pequeña Suiza de Marruecos" y es totalmente cierto, no parece en absoluto una ciudad africana sino más bien europea. Con pequeñas casitas de madera típicas del centro de Europa y con una tempetura más baja del resto del país, que apenas llega a los 20º C en verano.
Es una ciudad muy cara para vivir para los marroquíes y normalmente van allí a practicar esquí.
Finalmente llegamos a Fez de noche y pudimos descansar de tan largo día.
DÍA 5: FEZ
Uno de los días más bonitos del viaje. Lo primero que visitamos fue las puertas del Palacio Real, ya que por dentro no puede visitarse, nuestro guía nos contó que el rey tiene pensado convertir la mayoría de monumentos y palacios en museos para que la gente pueda visitarlos, eso sería una fuente muy importante de turismo en Marruecos, ya que actualmente no se puede entrar en muchos edificios por dentro.
Palacio Real de Fez |
Y por fin entramos en la maravillosa medina de Fez, donde vive la mitad de su población (500.000 personas, en total 1 millón en la ciudad).
La medina de Fez es un auténtico laberinto con más de 20.000 callejuelas, dando la sensación de estar en una ciudad totalmente medieval.
Precioso riad escondido en una de las callejuelas de la medina |
Medersa Attarine |
Escuela infantil de la medina |
La medina fue algo mágico, con sus olores y sus gentes de un lado para otro.
Llegamos a la medersa Attarine, construida en el s. XIV, las medersas eran las principales escuelas coránicas que servían de estudio a los jóvenes.
Luego nos llevaron a más tiendas para variar, aunque un tanto más entretenidas que las demás, donde nos probaron algunas de las ropas típicas marroquís, las especias y...y la maldita curtiduría.
Mujer árabe bailando |
La curtiduría es el lugar donde convierten la piel de animal en cuero y sinceramente esto para mí fue lo peor del viaje. Algunos lo verán una gilipollez, pero no veo lógico matar animales para que tú puedas estar guapa, cada uno piense lo que quiera. Aparte hoy en día puedes hacer cualquier tipo de prenda con cualquier elemento artificial así que la muerte de animales para este fin para mí no tiene sentido.
Dejando esto a parte, nos fuimos a comer a un restaurante en mitad de la medina y a las mujeres les hicieron el famoso henna en la mano que luego fueron presumiendo.
Representación de la boda, en la que eligieron extranjeros |
La cena para mi gusto mereció la pena, quizás un poco cara pero nos divertimos bastante.
DÍA 6: CHEFCHAUEN Y REGRESO
Precioso azul que decoraba toda la ciudad de Chefchauen |
Chefchauen es una ciudad bastante inclinada, turística, pequeña y acogedora. Aquí se nota el turismo por su ya muy cercana España. Lo que más predominaba de esta ciudad era el color azul de sus casas.
En nuestra contra, nuestro viaje se acababa y decidimos escribirle todos a nuestro guía Yusef para que nos recordara siempre. Seguro que lo volvemos a ver.Cogimos el ferry en Tánger e hicimos el trayecto todos juntos, y como se nos había hecho el viaje demasiado corto, decidimos quedar todos juntos en Granada dentro de unos meses, cosa que me puso muy contento. Un gran viaje en familia.
CONCLUSIÓN
-Lo mejor: el grupo, la confianza que había entre todos y la variedad de culturas que teníamos
-Lo peor: el exceso de tiendas, el largo viaje
NOTA: Un 6.5
-¿Volverías? Sí, pero esta vez para visitar otros lugares de Marruecos, como Marrakech o Casablanca.
Me alegro de por fin haber conocido África y en algunas ocasiones me ha recordado a la India.
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